Historias de autodirección

Cubo Rubik

Un día llego un aprendiz de 9 años, solicitando le enseñara a resolver el Cubo de Rubik, le comente que no me acordaba de todo pero que le enseñaría lo que sabía, así que lo puso en su planeación del día. La sesión fue un tanto complicada, me comentaba que no entendía, lo vi frustrado y recuerdo haber pensado “no lo logrará”, pero estaba muy equivocada. Unos días más tarde me dijo que ya lo sabía resolver, “¿De verdad? ¿Cómo le hiciste?”, “Busque un video en YouTube” fue su respuesta. Y resulto que era cierto, no solo sabía hacerlo completo sino que en tiempo record. No quedó ahí la cosa, su pasión por su nuevo “pasatiempo” despertó el interés en otros miembros de la comunidad; entre sus consejos y el video que les compartía de pronto ya eran 6 los que sabían armarlo, incluyendo facilitadores y un pequeño que recién cumplió 7 años. Todo esto paso en un periodo de dos semanas, y continua pues otros niños siguen en el intento.Suceden varias experiencias similares en la comunidad que me llevan a confiar en el modelo ágil. Lo que había presenciado no solo era un claro ejemplo de autodirección e inspiración en comunidad, sino también de lo poco útiles que podemos llegar a ser los adultos jeje. Y aunque mi ego sufrió un poco “¿Cómo había aprendido mejor de alguien en un video que de mí?” “Tal vez mi explicación no fue la mejor y deba mejorar”…me lleva a reflexionar que no se trata de mí y de que a medida de que yo adulto suelte la responsabilidad de SU aprendizaje, ellos la tomarán. Al fin de cuentas es justo lo que buscamos, que los aprendices sepan que pueden lograr lo que se propongan por sus propios medios y que si necesitan ayuda siempre estaremos cerca para acompañarlos y también, porque no, para aprender de ellos. ¡Ya puedo armarlo completo de nuevo!